Por: Fernando Quirós Andrade
A finales de los 40’s, cuando el mundo entero se debatía sobre la mejor forma de recuperarse social y económicamente de una guerra mundial, empieza a utilizarse el término de industrias culturales y creativas, para referirse a “los modos de crear, producir, distribuir y disfrutar de los productos culturales”, especialmente aquellos que se refieren a actividades realizadas por personas para la obtención de recursos para su sostenimiento económico y el de sus familias, según nos señala la UNESCO (Guía para el desarrollo de las industrias culturales y creativas, unesco.org).
Para entonces, y desde hace al menos dos décadas, la ciudad de Tijuana ya era reconocida como una de las regiones más visitadas en el mundo, con una serie de atractivos más allá de los que la llamada “leyenda negra” ha pretendido adjudicarle, y que esencialmente giraban alrededor de su gastronomía, su cerveza (Tijuana, Tecate, Mexicali), su música de alta calidad (especialmente el jazz y las grandes orquestas), su arte y artesanías, el Casino de Agua Caliente (en su momento el mejor del mundo y en donde –por cierto- se gestaron las mejores películas de la época dorada de Hollywood en los años 20’s y 30’s), además de atractivos como sus dos plazas de toros (una de ellas la única en el mundo a la orilla del mar), el frontón Jai Alai (de los únicos en América) o su Hipódromo Aguacaliente que atraía a miles de visitantes extranjeros cada fin de semana.
Esta característica de nuestra ciudad se mantuvo vigente hasta la segunda mitad de los años 70’s y especialmente a partir de los 80’s en que se viene un desarrollo importante en el campo de la industria maquiladora y manufacturera, con el desarrollo de grandes parques industriales y un evidente cambio de enfoque en su economía, de lo turístico a lo industrial, paradójicamente en 1982 se inaugura el Centro Cultural Tijuana como marcando históricamente ese parteaguas en la vida de la ciudad.
Sin embargo, con la entrada del nuevo siglo, mucha de la actividad económica de nuestra frontera parece retomar mucho de lo que le sirvió como eje de su desarrollo en sus orígenes.
Por ello, cuando en las últimas décadas UNESCO retoma el concepto de economía creativa, el cual se ha convertido en el motor de crecimiento económico más efectivo para muchos países (US$2,25 billones), en nuestra frontera nos enfrentamos al gran reto de retomar, promover y estimular emprendimientos alrededor del diseño gráfico, modas, arquitectura, artes visuales, gastronomía (alimentos, vinos, cerveza artesanal, mezcal y mas), cinematografía, medios de comunicación, nuevas tecnologías y toda profesión relacionada con la creatividad, como alternativas a otras formas de desarrollo.
Con la experiencia que ya hemos vivido en el pasado y con las nuevas tendencias que se vienen dando en los últimos años, especialmente nuestros jóvenes tienen la oportunidad histórica de impulsar nuevos emprendimientos y ponerse al frente del desarrollo económico de nuestra frontera. Los mayores que ya lo vivimos, tenemos la obligación de apoyarles y motivarles.
La vocación de nuestra región sigue vigente, la creatividad es el límite.
•Fernando Adolfo Quirós Andrade, tijuanense, es arquitecto egresado de la UABC campus Mexicali, con Maestría en Administración de Industrias Culturales y Creativas por la Escuela de Negocios del Pacifico campus Tijuana; director de CIMA Cultural; maestro universitario en áreas dearquitectura, diseño gráfico y artes visuales; promotor cultural porvocación
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