Por Liliana Fischer
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Este artículo está inspirado en una entrevista que me hizo una alumna de psicología recientemente, Tecnopatologías; efectos negativos del excesivo uso de redes sociales en los jóvenes. Sobresalieron varios efectos negativos de la adicción a las redes sociales: respuestas inmediatas a cuestionamientos profundos que vienen de fuentes no fidedignas, las relaciones humanas virtuales (que incluye idealizaciones de iconos falsos), la tendencia a desensibilizar y la exposición temprana a la pornografía que distorsiona o crea expectativas irreales sobre la sexualidad.
El proceso del desarrollo de la identidad es complejo. Al estar expuestos a estos modelos y a los valores materiales, los adolescentes pueden sentir que no cumplen con ese ideal y que no pertenecen. Ante la frustración de no encajar, pueden darse estos trastornos psicológicos: buscan la cirugía plástica, sufren de trastornos alimenticios y de comportamiento. La pregunta ¿quién soy yo? no ha sido descifrada de adentro hacia afuera, sino ha sido inventada de afuera hacia adentro creando una falsa identidad.
El internet, las redes sociales y las herramientas digitales, son muy eficientes para conectar a nivel mundial y, usadas con equilibrio, son positivas, sin embargo, nada suple la comunicación y la sensibilización humana. Eso, sumando los valores, nos definen como SERES HUMANOS y como sociedad.
Me resuena la obra de Zygmunt Bauman, quien acuño el término modernidad líquida refiriéndose a los conceptos de impermanencia, fluidez, cambio, flexibilidad y adaptación, entre otros. Bauman afirma que lo “líquido” es una metáfora regente de la época moderna, ya que esta sufre continuos e irrecuperables cambios. Lo líquido no se representa en el espacio ni se ata al tiempo, se desplaza con rapidez y facilidad y no es posible detenerlo…todas estas son características del hoy.
También menciona, que vivir en una época de incertidumbre con los cambios de la sociedad "desarrollada" del planeta, no están libres de consecuencias, creando así situaciones y retos mundiales antes nunca vividos. Estos cambios de una sociedad sólida a una líquida en las estructuras sociales, se derriten sin una solidificación (todo a corto plazo, sin estrategias coherentes).
Existe una separación entre poder y política. Por lo que vemos, los órganos del Estado se deslindan y desentienden de sus obligaciones, delegando en otros (ciudadanos e iniciativa privada), un gran número de sus funciones que antes eran asumidas.
Hay una gradual supresión y reducción de seguros públicos, garantizados por el Estado, cuyo propósito era cubrir la mala fortuna individual (covid, cáncer, desempleo, desastres naturales), poniendo en jaque mate los fundamentos de la solidaridad social. Existe un colapso del pensamiento, de la planificación y de la acción a largo plazo, junto con la desaparición y debilitamiento de las estructuras sociales que deterioran el progreso social y económico.
El 25 de abril fue el día naranja. Esto tiene como objetivo principal el generar conciencia, prevenir y erradicar la violencia contra niñas y mujeres. Desgraciadamente justo tres días antes, el 22 de abril, la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León confirmó que el "cuerpo encontrado" correspondía al de Debanhi Escobar, una de tantas pérdidas, desapariciones, secuestros, violencia y muerte de niñas y mujeres en México.
El Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU, calificó las desapariciones en México como un fenómeno alarmante y pidió al gobierno tomar medidas. Creo que hemos llegado a un proceso de desensibilización, con un cambio inesperado de la condición humana y con resultados terroríficos.
Mediante la repetición de esta condición inhumana, la violencia se procesa de manera insensible y este circo se ha tornado ordinario, desgraciadamente.
La normalidad de hoy es el problema. Necesitamos regresar a valores menos egoístas, más solidarios y empáticos, simplemente más humanos.
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Instagram: @psicoterapeuta_liliana_fischer
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