por: Fernando Maroño
Esta es una pregunta que deberíamos hacernos cada vez que enfrentamos una situación que nos presenta un reto, cada que tenemos un obstáculo o en cada ocasión que las cosas no nos salen como hubiéramos deseado.
Sin embargo, en lugar de preguntárnoslo y buscar una respuesta… nos quejamos.
Lo interesante de quejarnos, es que usualmente la queja viene desde nuestra zona de confort, o sea, expresamos nuestra molestia hacia alguien o hacia algo que nos hizo salir de nuestra comodidad, sin analizar a fondo la verdadera razón de nuestra queja.
Tendemos a buscar culpables por lo que NOS sucede, en lugar de aceptar las responsabilidades de las decisiones que tomamos… y al no obtener lo que queremos, la salida fácil es quejarse.
Te comparto un ejemplo:
Un día, un señor iba entrando a una tienda de conveniencia (de esas que hay en cada esquina), y al llegar a la puerta, nota que a un lado, sobre la banqueta, hay un perrito acostado. Lo que le llama la atención del perrito, es que está aullando, como si estuviera lastimado.
El señor entra a la tienda, hace sus compras, y al salir nota que el perrito sigue en el mismo lugar, y aún sigue aullando.
En eso sale de la tienda uno de los trabajadores de la misma, y el señor preocupado por el perrito le pregunta:
-“Oiga joven, ¿y ese perrito que tiene?”
El empleado de la tienda le contesta:
-“No, pues no tiene nada”
-“¿Y siempre está así?”
-“Si, siempre está ahí acostado, y casi siempre llora”
-“¿Pero por qué? ¿Está lastimado? ¿Alguien lo golpeó? ¿Tiene hambre?”
-“No, nada de eso, lo cuidamos y le damos de comer, lo tratamos bien”
-“Entonces, ¿por qué llora?
-“Ah, pues lo que pasa es que justamente ahí donde está acostado, sobresale un pedazo de varilla de acero, y se le encaja justo junto a las costillas… y le duele y por eso llora”
El señor se sorprende de la respuesta, y hace una última pregunta:
-“Y si le duele, ¿POR QUÉ NO SE MUEVE DE AHÍ?”
Y el joven empleado, sonriendo, le contesta:
-“Porque la varilla le molesta lo suficiente como para dolerle y lastimarlo… PERO NO LO SUFICIENTE PARA PROVOCAR QUE SE MUEVA”
Ahora, piensa…
¿Cuántas cosas, personas, circunstancias en tu vida hacen que CONSTANTEMENTE te quejes, llores, te molesten, te hagan sentirte con dolor, miserable… y AÚN ASÍ NO SON SUFICIENTES PARA QUE HAGAS ALGO AL RESPECTO?
Todos tenemos problemas y retos…pero hay una gran diferencia entre quejarte y buscar culpables, que tomar responsabilidad y hacer lo necesario para cambiar nuestras circunstancias.
De nada sirve QUEJARTE si no vas a cambiar aquello que te está molestando.
El que logres dejar de quejarte sólo sucederá cuando te responsabilices y aceptes tu parte en aquello que te está sacando de tu zona de confort.
¿Te quejas constantemente de tus relaciones? Cambia la manera en la que participas en ellas.
¿Te quejas de tu trabajo? Hay otros lugares donde puedes ser más apreciado, productivo, sentirte valorado y lograr nuevos objetivos.
¿Te quejas del gobierno, de la sociedad, de los demás? Toma responsabilidad en tus valores civiles, morales, y sociales y haz lo necesites por mejorar lo que te corresponde.
¿No te gusta tu salud, tu estado físico, tu apariencia? Busca ayuda, haz ejercicio, cuida tu alimentación, sal al aire libre… haz lo necesario para cambiar aquello que no te gusta, en lugar de sólo quejarte.
La respuesta a la pregunta inicial es: NADA.
NADA ganamos con quejarnos…
Pero podemos ganarlo todo si decidimos cambiar para mejorar nuestras vidas.
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