Las ciudades y su gente
Por: Luz Elena Picos
Policías bien pertrechados, con armas de grueso calibre y por supuesto equipo de comunicación y transporte. Ese podría ser parte de un “paquete” que aniquile a la delincuencia que tanto daña a esta sociedad bajacaliforniana y a toda la república.
Otra parte de la solución, podría ser el involucramiento de la ciudadanía en particular y los Organismos de la Sociedad Civil en general. Si consideramos que por lo menos en nuestro estado se inicia una transición de gobierno, inédita porque los 3 años de responsabilidad de los Ayuntamientos y los 6 del estatal, en esta ocasión estuvieron menos tiempo, alrededor de dos años, en el primero de los casos y poco menos de 3 en el segundo.
Este lapso podría ser una buena justificación por el desorden que en ese tiempo se vivió. Pero la realidad es que los constantes cambios de personal incluyendo funcionarios de gran nivel y responsabilidad, impidieron el trabajo efectivo y la coordinación que en otros tiempos se acostumbraba. Por ejemplo hasta antes del 2018 los OSC estaban integrados a los Consejos Ciudadanos de Seguridad Pública, se les respetaba en sus aportaciones (ideas, sugerencias) y las autoridades no tenían problema con esa colaboración.
En Tijuana, funcionó bien uno que presidió Jesús Alberto Capella Ibarra. Cuando se le invitó al sector oficial como Secretario de Seguridad Pública, lo sustituyó en el Consejo David Solís Jusaíno, activista social. Convocó a una representante de la UABC, (la vicerrectora Dra. Adriana Carolina Vargas) y a ciudadanos de distintas zonas de Tijuana, periodistas, dirigentes de OSC y por supuesto estaba integrado el regidor presidente de la Comisión de Seguridad Pública. Las sesiones de trabajo, eran dinámicas, respetuosas y de ahí salían buenos programas de actividades.
Había reuniones en las instalaciones del ejercito que tienen en el Fraccionamiento
Terrazas del Rubí. Nos consta porque como Red Social teníamos un lugar en el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública. Gracias al dinamismo de Solís en pocos meses organizó más de 500 comisiones de vecinos que cumplían con un plan de trabajo.
La idea era organizarlas en todo el municipio para cubrirlo con programas de prevención al delito. Y ningún funcionario se sentía desplazado por los integrantes del Consejo Ciudadano.
Usted recordará los letreros de “Vecinos Vigilando” y no era un anuncio sin resultados. Había un trabajo coordinado y efectivo. Cuando un coordinador llegaba a la autoridad con información completa del terrible narcomenudeo, (nombres, sitios, horarios) la autoridad procedía. ¿Era otra época? Seguramente, pero los funcionarios públicos no despreciaban la ayuda de los Organismos de la Sociedad Civil, ese Tercer Sector que sufre las agresiones de los delincuentes y por lo mismo sabe en donde se encuentran. Y son escuchados, no se sienten traicionados por los mismos policías.
Ojalá que las nuevas autoridades de los municipios y estado, lleguen con humildad y escuchen a la ciudadanía que tiene experiencia práctica en observar a sus comunidades, conocer su problemática y hacer una realidad “la gobernanza” que propicia la unión de ciudadanía y funcionarios para fortalecer a la sociedad. La situación es grave y todos debemos ser generosos para ayudar en las soluciones.
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