!PARDIEZ!
Por Héctor J. García
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Un verdadero libre mercado, es aquel que no tiene privilegios o trato preferencial, llámese empresas privadas o empresas paraestatales (las de gobierno).
Parte del éxito de algunos actores políticos mexicanos, ha sido satanizar al libre mercado sin tomar en cuenta que en México NO ha habido un pleno libre mercado, lo cual se comprueba con varios aspectos, de los cuales menciono uno muy simple: México ocupa alrededor del lugar 60 de todos los países en la facilidad para abrir negocios. Esta posición casi nada ha variado, aunque ha habido tres colores distintos al frente de la presidencia de la república.
Si bien ha habido avances importantes en el tema de competencia como la creación de la COFECE, la cual es perfectible, debemos estar atentos de que estos avances no sean destruidos por las ansias de concentración de poder desde los gobiernos. Es más común pensar en competencia cuando leemos una nota sobre fusiones o adquisiciones de grandes empresas, pero la competencia comienza desde cómo un gobierno municipal facilita los permisos para que se ponga en marcha un nuevo negocio.
Como se ha mencionado en otras entregas de esta columna, es urgente que en cualquier municipio del país se puedan obtener en un día y de manera digital, los permisos para abrir un negocio. De igual modo, a nivel estatal, las administraciones deben tener un comité de facilitación de negocios para que los capitales que vayan a invertir, tengan en la misma mesa todos los trámites necesarios y sea muy ágil la derrama económica.
Hace unos días se frenó, por fortuna, un proyecto de reforma eléctrica que contemplaba ponerle porcentajes a la energía por parte de la CFE y de los particulares (54% y 56% respectivamente), como si el mercado fuese algo estático y se pudiese repartir como un pastel. En México, el sector de las manufacturas crece 15%, y es uno de los mayores demandantes de electricidad, y un tambaleo a esto pondría en recesión a toda la economía mexicana.
Un caso de éxito de libre mercado en México es el sector de las telecomunicaciones. Desde la reforma constitucional de 2014, entró a México el gigante de las telecomunicaciones AT&T, y se observó una disminución de precios para el consumidor. Antes de 2014, un usuario pagaba en promedio 50 dólares mensuales por un plan de telefonía, hoy en día paga 20 dólares (menos de la mitad, 8 años después), por un plan con más servicios que los que había en aquel entonces.
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