Por MDA Larisa Osuna Lever
Este artículo se lo dedico a todas esas mujeres que cada día salen a enfrentar un mundo que, en ocasiones, las aterra y el cual no siempre comprenden del todo. Esas mujeres fuertes, valientes, frágiles y determinadas, para quienes rendirse no es opción, a esas hermosas heroínas de los cuentos de sus hijos, de sus padres, que son bendición en la vida de sus parejas, que contribuyen con sus talentos y su economía, las que en ocasiones viven en constante estado sacrificial para que los suyos crezcan.
Esas mujeres que se topan de frente con la enfermedad, la muerte, la discriminación, la violencia o cualquier otro desafío. A ellas mi reconocimiento y mi amor solidario. Es a ellas a quienes pregunto: ¿Sabes identificar lo que sientes? ¿Sabes reconocer los estados de ánimo que te provocan esas situaciones que constantemente sales a enfrentar? ¿Cómo gestionas tus emociones? ¿Qué reacciones en ti siguen al temor, al enojo, a la tristeza o al desprecio?
La Lic. en Psicología, Esther Blázquez, en su artículo “Manejo de las emociones: reconocimiento y regulación emocional”, habla de tres niveles en los cuales funcionamos emocionalmente: nivel emocional, nivel racional y nivel conductual.
Nivel emocional
Diversos estudios científicos, han logrado establecer que las distintas emociones afectan ciertas partes del cuerpo -según sea el caso- y han logrado identificar un mapa corporal de las emociones:
Nivel Racional
Son esas ideas, valores y narrativas que hacemos en nuestros pensamientos acerca de las situaciones que enfrentamos. La historia que nos contamos y el dialogo interno que mantenemos, puede detonar emociones que, si no sabemos identificar y valorar a la luz de un pensamiento crítico, pueden llevarnos a sentir emociones equivocadas o sobre reaccionar.
En ocasiones, solo validamos las ideas que confirman lo que ya creemos y eso provoca que afirmemos cosas sobre nosotras mismas…que no necesariamente son verdaderas.
Nivel conductual
A este nivel, se actualizan conductas impulsadas por las emociones que estamos experimentado y si esas emociones no han sido pasadas por “filtros adecuados” de veracidad, gestión y regulación, nos podrían llevar a realizar actos desproporcionados o conductas que después lamentemos.
¿Entonces cómo podemos perfeccionarnos en el arte de la autorregulación y gestión de nuestras emociones?
Leamos este Proverbio 16:32 “Mejor es el lento para la ira que el poderoso y el que domina su espíritu, que el que toma una ciudad”
Tener alto dominio propio es lo que evita que seamos gobernados por nuestras emociones, reactivos y en ocasiones irracionales, ante los estímulos externos que recibimos o la respuesta a nuestros propios pensamientos o creencias erróneas.
Decía Martin Lutero: “Temo más a lo que está dentro de mí, que a lo que viene de fuera”. Creo que esta frase tiene mucha relevancia, ya que las personas que no se pueden controlar, ni regularse emocionalmente, pueden permitirse reacciones inadecuadas o que no van acorde con la situación ya que el desbordamiento emocional nubla la razón.
La Pausa:
Lo indicado es hacer una pausa para reflexionar sobre la emoción que estamos sintiendo, ponerle nombre e identificándola (miedo, tristeza, decepción, alegría, etc.) y permitirnos sentirla, racionalizarla, para poder entender el porqué de la misma. Una vez realizada la pausa, nuestro organismo estará en mayor control de las reacciones y podremos tomar mejores decisiones.
Este proceso orgánico y racional de la gestión de emociones, debe ser aplicado también en la forma en que interactuamos con otros para ser más conscientes, ayudarnos a comprender los estados emocionales de los demás, y acompañarlos en sus propios procesos emocionales.
Mujer: vive, siente, ríe y ama, respira, piensa y reflexiona.
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