Por: Liliana Fischer
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Las Diosas de Cada Mujer, de Jean Shinoda Bolen, es un deleite de lectura sobre el papel fundamental que cada mujer tiene en el proceso y desarrollo de la historia propia. Shinoda es doctora en medicina, analista jungiana y profesora de psiquiatría en la Universidad de California.
Shinoda propone patrones caracterológicos y psíquicos desde la perspectiva femenina junto con psicología arquetípica. Las siete diosas griegas las clasificó en tres grupos, según su funcionamiento psicológico.
El primer grupo son las diosas vírgenes; Artemisa (diosa de la caza y la luna) protectora de la juventud y de las cosas vivientes, Atenea (diosa de la sabiduría y la artesanía) patrona de Atenas y protectora de héroes, estratega de batallas, y Hestía, (diosa del hogar) fuego en el centro del hogar y de los templos. Estas diosas representan la independencia y autosuficiencia.
El segundo grupo son; Hera (diosa del matrimonio), Deméter (diosa de la cosecha) enfatiza el papel de madre, y Perséfone (la doncella), ellas clasificadas como diosas vulnerables, y representan los roles tradicionales de la esposa, la madre y la hija, arquetipos orientados a las relaciones, y dependen de tener una relación significativa.
El último grupo lo compone Afrodita (diosa del amor y la belleza), es una diosa alquímica, que creaba amor, sensualidad, sexualidad y nueva vida. Este arquetipo motiva a las mujeres a perseguir intensamente las relaciones más que la permanencia, a valorar el proceso creativo y a estar abierta al cambio.
El reconocimiento de una o diversas diosas, nos ayudan a la consciencia y equilibrio de vida. La invocación y activación de estas diosas en diversas etapas de vida (ya que vamos cambiando), apoyan a entender el comportamiento y a modificar patrones o estructuras que repetimos por la educación, la cultura, la religión, la costumbre, que no son productivos. Hacer consciencia y decidir cómo queremos cambiar nos apoya a una vida más plena.
El resultado para cada mujer depende de la diosa que sea activada en la psique, las realidades de su situación y las elecciones que tome. Si deseamos cambios de vida hay que hacer consciencia y tomar acción.
Lo único seguro en la vida es el constante cambio, por lo que tenemos que dirigir hacia dónde queremos ir, conscientes de que hay que adaptarnos a estos, accionar cambios en uno mismo y seguir fluyendo con la vida con humildad, vulnerabilidad e incertidumbre.
Nada es controlable, simplemente es manejable.
Este libro explica que cuando una mujer comprende sus patrones internos puede llegar a superar una serie de dicotomías como: masculino/femenino, madre/amante, profesionista/ama de casa, definidas por sí misma e integre o cambie patrones que no le funcionan.
Jung mencionaba que teníamos todos el animus y ánima. El ánima está condicionada fundamentalmente por Eros, el principio de unión, de relación, de intimidad, de subjetividad, mientras que el animus en general está más identificado con logos, el principio discriminador o diferenciador de la palabra, la ley, la objetividad.
Eva Pierrakos en su libro del Miedo al Amor, menciona que la unidad contiene todo, los principios divinos subyacentes a nuestra dualidad terrestre: las energías masculinas y femeninas. El trabajo que se realiza es la integración y la conexión con el ser divino interno.
Las mujeres tenemos que valorar, tomar roles y opciones conscientes que definan nuestra vida. Leer Las Diosas en cada Mujer nos abre un panorama a arquetipos femeninos que podemos reconocer y activar si así lo decidimos. A seguir estimulando nuestra energía divina interna.
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