Por Maria Isabel Uribe Velasco.
Psicóloga Clínica.
Llega el calor, poco a poco vamos sintiendo que el frío se aleja, nuestros cuerpos pereciesen saberlo y con ello vamos adquiriendo nuevas tareas, nuevas emociones, deseos de ir a diferentes lugares, que el sol se acerque a nosotros y nos dé su cálido abrazo.
Estamos en abril, la primavera nos regala las flores, y es el momento de dar revisión a la crianza. Lo digo así, pues la naturaleza nos habla de cómo se renueva el nacimiento de todo lo que conforma la vida.
Lo más importante en el desarrollo humano, es poder dar a los niños y niñas un sentimiento de valor personal, pues sabemos que mucho de cómo será su vida dependerá en gran medida de una buena autoestima personal que los lleve a sentirse valiosos e importantes.
Una buena autoestima en la niñez, la vamos formando de acuerdo a lo que nuestro entorno nos enseña de nosotros mismos. Lo aprendemos a partir de lo que nuestros padres, maestros, y familiares expresan de nosotros; por la forma en cómo nos tratan y particularmente por la forma en que nos hacen sentir.
Y aquí también deseo hacer una revisión. La razón del porqué de adultos no tenemos una autoestima valiosa con certeza de nuestro valor personal, es porque de pequeños vivimos carencias afectivas. En la actualidad, es impresionante cómo estamos pasando por una deficiencia de buena autoestima. Por ello, considero que hoy más que nunca, necesitamos realizar esta introspección profunda para poder sentirnos valiosos.
Nunca ha sido fácil tener amor propio. Anteriormente, no se le daba ni siquiera a la vida el valor que tiene, mucho menos llevarlo al individuo, sin embargo, ahora que tenemos más conocimientos acerca del tema y formas de desarrollarlo, aparecen nuevas condiciones para retarnos. Por ejemplo, una nueva amenaza para la salud mental de los pequeños, y está creciendo cada vez más, es el “bullying” o acoso escolar, que intensifica sus modos de agresión.
Otra amenaza es la competencia para sacar buenas calificaciones (no importa cómo se consigan) es una de las presiones cotidianas que enfrentan los menores. El que pasen más horas viendo una pantalla con base a juegos, videos y demás actividades de tipo electrónico, es el pan de todos los días. Es una realidad que la adicción a estos aparatos se incrementa. Pero entonces ¿qué hacer?
¿Tiene el desarrollo tecnológico la culpa o responsabilidad de lo que está ocurriendo? NO, ¿Es malo para los menores de edad?, NO. Entonces… ¿cuál es la reflexión?
Tenemos que asumir que estamos todos en un proceso de aprendizaje, donde lo que no debemos de perder de vista, es el desarrollo de la autoestima en nuestros pequeños, y que si esto lo tenemos salvado, ellos podrán ir desarrollando diferentes capacidades que les beneficiarán como: tener un juicio crítico, la capacidad de expresar sus ideas, positivas o negativas, la capacidad de decir ¡no!, la de hacer acuerdos y hablar de sus desacuerdos, defenderse de una forma propositiva, no permitir ser manipulados, sin sumisiones, ni agresiones; con un buen manejo emocional, una mayor facilidad y claridad de pensamiento. En fin, que los beneficios se multiplican.
Por esto, es sumamente importante estimular en el crecimiento una buena autoestima. Información hay mucha, acerquémonos a ella, hagamos lo que esté en nuestras manos para que nuestros niños crezcan sanos. Esa es, sin duda, nuestra misión más importante.
Que tengan una excelente vida.
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