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“La historia” de tu vida


Autoconocimiento

Por Cristina Arias

"Se dice que quien no conoce su propia historia está condenado a repetirla. Te invito a hacer un ejercicio de autoconocimiento, toma tu café, copa de vino o té y dedícate este tiempo donde descubrirás mucho sobre ti y, sin duda, será un parteaguas en tu auto concepto."





Narra tu historia como la recuerdas y percibes actualmente, puedes ayudarte trazando una línea del tiempo para ir anotando los hechos importantes cronológicamente. Ya que tengas los hechos importantes, analiza uno por uno, recuerda la edad que tenías, descríbelos, nota las actitudes y sentimientos durante ese tiempo en que sucedieron.

Trae a tu mente lo que recuerdes de cada situación, lo que aprendiste de ello, independientemente de que haya sido agradable o desagradable, analiza cómo lo viviste, lo superaste y lo que hiciste para salir adelante de esa situación, así como el resultado.


Toma en cuenta los recursos que utilizaste y sí te funcionaron.

Fíjate si sigues utilizando estas mismas actitudes y, si ahora te son útiles o no.

Es importante que encuentres lo que aprendiste, lo que agradeces de cada situación, el beneficio secundario o la “bendición oculta” que te aportó ese suceso de tu vida, a pesar de que haya sido algo desagradable en su momento.

Nota si estos recursos te serían útiles en la actualidad; por ejemplo, cuando Claudia hizo este ejercicio, recordó que de pequeña solía hacer berrinches para conseguir lo que deseaba y se dio cuenta, que, a sus 47 años, sigue haciendo “berrinches”; hace corajes. Se queja y se enoja esperando que alguien más resuelva su problema sin que esto suceda y, con esta herramienta, se dio cuenta de que sigue utilizando el mismo recurso que le funcionó en su infancia y que ya no le resulta útil en la actualidad.


Luis recordó que estando en una situación muy complicada, lo que hizo fue pedir ayuda y así pudo salir adelante. Al hacer este ejercicio se dio cuenta de que ahora ha dejado de pedir ayuda e intenta hacer todo solo, no delega y no pide consejo, sabiendo que pedir ayuda en este momento, le favorecería a lograr sus metas y bajar su nivel de estrés.


Esta primera parte del ejercicio te ayudará a identificar las herramientas y ajustes creativos que utilizaste en el pasado.





Ahora, imagínate que eres un escritor de cine y narras tu misma historia con un enfoque de comedia, después con enfoque de drama, luego de aventura y encuentra con cuál te sientes más cómodo y en paz.

Nota que la misma historia puede ser percibida desde distintos enfoques y dependiendo del lente con que la mires será tu sentir.


Así, cada vez que te cuentes tu historia, podrás sentirte víctima o héroe; verla desde el aprendizaje o desde la desgracia; desde la aventura o desde la monotonía. Tú eres el escritor, director y protagonista de tu historia, decide cómo te quieres sentir al respecto.

No puedes cambiar los hechos del pasado, más puedes modificar la manera en que lo percibes, observas y sientes ese mismo pasado que forma parte de ti, y que te ha traído hasta donde estás en este momento presente.

Esa manera de contarte tu historia, tiene un impacto en cómo interpretas, sientes y vives tu presente.


Conócete, acéptate, ámate.

 

 

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