Por Liliana Fischer
La psicopatología, de acuerdo a la OMS, es la disciplina científica que estudia el origen, el curso y las manifestaciones de los procesos no normales de la mente y la conducta humana que dificultan el desarrollo de un sujeto en su quehacer cotidiano, y que por lo tanto pueden influir en su falta de salud.
El estudio de la enfermedad mental se centra tanto en los aspectos descriptivos (descripción clínica, clasificación, diagnóstico), como en los etiológicos (factores causales, teorías y modelos etiológicos) en personas adultas, niños y adolescentes.
Las principales enfermedades mentales son los trastornos del neurodesarrollo, espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos; trastorno bipolar y trastornos relacionados, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos relacionados con trauma y estrés; trastornos alimenticios, trastornos relacionados con las sustancias y las adicciones, trastornos parafílicos, trastornos de personalidad y algunos otros.
Desgraciadamente la enfermedad mental no se ha tomado en serio y muchas personas que ya tenían sintomatología, rasgos y tendencias patológicas, a raíz de la pandemia y sus consecuencias, se enfatizó y desbordó la patología existente latente.
Se recomienda la atención inmediata ya que la sanación del paciente debe de ser de manera integral, cuerpo, mente, y la parte espiritual o religiosa para los creyentes. La mayoría de las veces solo se atiende la cuestión médica y se descuida la parte psicológica, por lo que se psicosomatiza.
En México, la problemática de la salud mental no atendida está rebasada, y con la pandemia, la situación se ha desencadenado a pasos rápidos ya que la enfermedad no atendida, ni diagnosticada se desborda con el estrés, las presiones y la ansiedad.
En un artículo publicado en Latinus el 24 de mayo, el Secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, aseguró que los pacientes requieren cuidados integrales desde la familia, ante el cierre de hospitales psiquiátricos desde el 2019.
Ya no hay hospitales psiquiátricos, una decisión que no solo es en México, misma que progresivamente se ha tomado como una realidad, y sumando el desabasto de medicamentos, simplemente se empeora la situación.
Alcocer también comentó que durante la pandemia se observó que el 70% de los pacientes que tuvieron un desarrollo grave de la afección por el virus, también tenían otras comorbilidades y parte era su afección de la salud mental, mismas que fueron magnificadas por la situación de la pandemia.
Conecto con mi artículo anterior: Sociedad Líquida, Incertidumbre Total, y observo la diversidad de afectaciones y consecuencias de esta sociedad líquida. Bauman puntualizó que existe una separación entre poder y política, por lo que vemos cómo los órganos del Estado se deslindan y desentienden de sus obligaciones, delegando en otros (ciudadanos e iniciativa privada), un gran número de sus funciones que antes eran asumidas.
Queda claro que, como ciudadanos, nos corresponde atender la problemática de la salud mental, y hay que concienciar que a los políticos que elegimos y pagamos por hacer su trabajo, no lo están haciendo. La garantía del Estado no existe ahora, y los fundamentos de la solidaridad social se desvanecen día a día.
Como individuos, familias y sociedad, nos atañe el cuidar de la salud mental propia y de los demás, y atenderla de manera integral: psicológica, médica y espiritualmente.
¡A cuidarnos!
Contacto:
lilianafischer@hotmail.com
Instagram: @psicoterapeuta_liliana_fischer
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