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El reclamo quejoso

 Un enemigo silencioso que destruye los vínculos emocionales.

Autoconocimiento

Por Cristina Arias


Un “Tú nunca me haces caso, no me escuchas, te la pasas viendo el celular, no me ayudas y dejas todo tirado” (normalmente acompañado de un tono chillón o enojado) difícilmente responderá con un “dime ¿en qué puedo ayudarte hoy? coronado de un tomo amable y cordial.





Normalmente la persona que recibe el reclamo se siente agredida y acusada por lo que responde defendiéndose y quien reclama al no tener la respuesta deseada, aumenta su enojo, tensión y sentimiento de frustración, lo que trae como resultado un deterioro en la relación.


Hay dos frases que siempre me han llamado la atención… una es “el que no sabe pedir reclama” y la otra frase es “en el pedir, está el dar” …


Un reclamo es una petición envuelta en negatividad con un tono de acusación y hostilidad. En algunas regiones los reclamos forman parte de una manera de hablar acostumbrada, mas eso no les exime del daño y deterioro que causan en las relaciones.


Imagina esta conversación:

Susana: (suena el teléfono): ¿bueno?

Verónica: Hola ¿cómo estás? (en tono cariñoso)

Susana: ¡Aaaaaay! ¡qué milagro! ¿Por qué no me habías llamado antes? Hace mil años que no me marcas… que bárbara, andas perdida, no sé nada de ti…. (en tono de reclamo)

Se puede observar que éste no es un saludo recíproco, la respuesta es un reclamo quejoso al parecer inofensivo.



Si Verónica se siente atacada, su respuesta probable sería regresando el ataque “pues tú tampoco me llamas, lo mismo es marcar de aquí para allá, que de allá para acá”

La comunicación que podría haber sido cordial se torna tensa y cuando esto sucede, lo hace también la relación.


El reclamo viene de algo que no hay, de una ausencia, en artículos anteriores hemos hablado aquí que lo más sano es relacionarnos desde nuestras fortalezas y no desde las carencias, lo que trae mejores resultados en las relaciones es enfocarnos, enfatizar y agradecer lo que si hay, lo que si marcha bien.


Por lo general la frase “nunca estás en casa” corresponde a “me gustaría que pasáramos más tiempo juntos” … y mejor si se acompaña con una propuesta “¿podrías este viernes a las 7?” 


Por otra parte, a veces quien reclama suele quejarse con otras personas; a diferencia de la queja, el reclamo va dirigido a la persona de quien se espera lo que se necesita y la queja se le hace a cualquiera con el fin de descargar emociones.


Así hay personas que se van quejando por la vida tanto de la pareja, como del trabajo, de los familiares, del gobierno, de su pasado, de su salud y de lo que les molesta. Sueltan sus quejas a personas que no tienen injerencia en sus asuntos y suelen victimizarse sin propuestas evadiendo tomar acción y hacerse responsables de lo que ellos podrían solucionar.


El tipo de reclamo quejoso que abordamos hoy coloca a la persona que lo emite en posición de víctima; la víctima busca culpables a diferencia del responsable es quien actúa con responsabilidad, es decir, respondiendo con habilidad ante las situaciones que se le presenten y orientándose a soluciones.


El reclamo quejoso suele generar resentimiento en ambas partes.

Hay que tomar en cuenta que para que un reclamo sea reclamo, tiene que haber habido un acuerdo no cumplido previo. Mientras más específico el acuerdo, menos juicios y suposiciones se generan al respecto. En ese caso, un reclamo adecuado es una nueva petición y es muy válido.


El autoconocimiento nos permite identificar nuestras necesidades para solicitar asertivamente lo que requerimos evitando caer en los reclamos.

Antes de emitir el dardo envenenado del reclamo, identifica tus necesidades y deseos y diseña la manera de solicitarlos sana y claramente.


Observa tu manera de comunicarte para ver si estás cayendo sin notarlo en el “reclamo quejoso” y si tus seres cercanos tienden a comunicarse de esta manera, puedes hacérselos saber y pedirles que te soliciten lo que necesiten cuidando la relación.

Conócete, acéptate, ámate.

 

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