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EL ORIGEN DEL MOLE: UN PLATILLO CON HISTORIA Y TRADICIÓN



El mole es uno de los platillos más emblemáticos de la gastronomía mexicana. Su compleja mezcla de ingredientes y su profundo sabor han conquistado paladares a lo largo de la historia. Existen diversas versiones sobre su origen, pero todas coinciden en que se trata de una preparación con raíces prehispánicas que evolucionó con la llegada de los españoles.


Antes de la llegada de los conquistadores, los pueblos indígenas ya preparaban salsas espesas a base de chiles, semillas y hierbas, utilizadas para acompañar carnes como guajolote o venado. Los mexicas, por ejemplo, elaboraban una salsa llamada mulli, palabra en náhuatl que significa "salsa" o "guiso". Estas preparaciones solían incluir chiles secos, tomates, semillas de calabaza y hierbas como epazote o hoja santa.


Los pueblos mesoamericanos también utilizaban el cacao en sus rituales y preparaciones culinarias, lo que sugiere que algunos antecesores del mole ya contenían este ingrediente, aunque sin azúcar, pues este fue introducido por los europeos.


Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, la cocina mexicana se transformó con la incorporación de nuevos ingredientes como almendras, anís, clavo, canela y pan. Se cree que fue en los conventos donde surgieron las primeras versiones del mole como lo conocemos hoy, combinando ingredientes indígenas con especias traídas de Europa.



Una de las leyendas más populares cuenta que el mole poblano fue creado en el Convento de Santa Rosa en Puebla. Se dice que una monja, en un intento por impresionar a un alto dignatario eclesiástico, mezcló diversos ingredientes y creó la famosa salsa. Otra versión menciona que el fraile dominico Fray Pascual se encontraba preparando una comida cuando, accidentalmente, diversos ingredientes cayeron en la cazuela, dando origen al mole.


Diversidad de Moles

Aunque el mole poblano es el más conocido, en México existen más de 50 variedades de mole, cada una con su propia identidad y tradición. Algunos de los más representativos son:

  • Mole negro: Originario de Oaxaca, se elabora con chiles secos, chocolate y diversas especias, logrando un sabor intenso y ahumado.

  • Mole rojo: Similar al poblano, pero con un sabor más picante y un color rojizo.

  • Mole verde: Hecho a base de pepitas de calabaza, hierbas frescas y tomates verdes.

  • Mole amarillo: También oaxaqueño, con un toque menos dulce y más especiado.

  • Mole manchamanteles: De consistencia más ligera y con un toque frutal debido a la incorporación de plátano, piña y otras frutas.

El Mole en la Actualidad

Hoy en día, el mole es un platillo infaltable en celebraciones y festividades mexicanas, especialmente en bodas, bautizos y el Día de los Muertos. Su preparación sigue siendo un proceso laborioso, muchas veces reservado para ocasiones especiales.

El mole no solo es un símbolo de la fusión entre las culturas prehispánica y española, sino también una muestra del ingenio y riqueza gastronómica de México. Su historia continúa evolucionando, y cada generación aporta nuevos ingredientes y técnicas para mantener viva esta deliciosa tradición.

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