por: Edith Tornero
"Una sociedad se define no solo por lo que crea, sino por lo que se niega a destruir". John Sawhill
A lo largo de la historia, los seres humanos hemos sido creativos, inventamos, innovamos, diseñamos cosas, programas, aplicaciones, insumos, recetas, procesos, etc., con el espíritu de agregar valor a la vida, a las organizaciones, a las diferentes actividades, creando más y mejores opciones que faciliten de alguna manera nuestro bienestar en todas sus dimensiones, salud, deporte, recreación.
Durante 2018, tan solo el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) autorizó en México, 11 mil 711 patentes y, durante el 2019, se emitieron 3,2 millones de solicitudes de patentes en el mundo (según informe de la Organización Mundial de la propiedad intelectual por sus siglas en ingles WIPO). De estas, el 43.4% corresponde a China, el 9.6% a Japón y 6% a la República de Corea.
Un gran porcentaje de estas solicitudes y de las patentes vigentes hoy en día, vienen acompañadas de una cadena de suministro que por sí misma, daña al medio ambiente. Me refiero por ejemplo a diminutos componentes de celulares, cámaras de vigilancia cada día más sofisticadas, controles, pantallas, lectores, robots, inclusive algunos modelos de mascarillas que están a la venta llevan una malla de cobre, etc., sin faltar los plásticos en todas sus formas y de inmediato, viene a mi mente…
"Acaso alguna mente brillante pensó en el impacto que habría una vez que se utilizara en forma masiva sus creaciones? Acaso quien o quienes inventaron las computadoras consideraron qué hacer con ellas al final de su vida útil? Quienes inventaron el automóvil, imaginaron predios repletos de vehículos obsoletos y oxidados por la lluvia impactando la tierra?."
Gran porcentaje de lo que consumimos lleva plástico, un lector de boletos en un estacionamiento, el empaque de una tarjeta de circuitos electrónicos, la jeringa, el rastrillo, la toalla súper absorbente, la fruta y verdura que se mueve en contenedores de plástico y pocas veces se desinfecta, hasta en el ámbito de la moda, bolsas, vestidos, accesorios…
El planteamiento es muy claro, Cómo Evolucionar sin Dañar. Dicho en otras palabras, como generar y crear un invento que al final de su vida útil pueda desensamblarse, desintegrarse, sustituir alguna pieza para que continúe dando servicio? o mejor aún, que incluya en su instructivo, lugares de acopio donde se reciclen los componentes u opciones para una segunda vida útil?
La constante evolución que vivimos y los problemas que estamos enfrentando de contaminación visual, aeróbica, material, etc., deben cambiar de igual forma para crear un balance.
Una persona crea, inventa, innova algo, se fabrica las piezas, se ensamblan, se transportan de un lugar a otro, se empacan, se distribuye, se usa, para que finalmente se vuelve obsoleto…y después? podría descomponerse para reciclar, reusar, reparar, para que se convierta en materia prima de un nuevo invento?.
La economía circular que todavía algunos no la entendemos o la entendemos a nuestro modo ya quedo atrás, hoy la apuesta es EVOLUCIONAR SIN DAñaR, visualiza todos los impactos desde el diseño mismo de tu idea y haz la diferencia!
*** Datos y cifras de la OMPI sobre P.I. 2020
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