Por: Psicóloga María Isabel Uribe Velasco
Luces, reuniones, amigos, compañeros de trabajo, familia; personas que viven lejos y en este mes se acercan para que los extrañemos un poco menos. Tiendas iluminadas con ropa que invita a ponérsela para sentirnos mejor. Y con esto, recuperar el descanso y la alegría.
Todo esto pasa en el mes de diciembre e influye drásticamente en nuestro estado de ánimo. Pero no solo estos sentimientos se nos presentan…también viene la nostalgia y las frustraciones por diferentes motivos. Aquello que a lo largo del año no se pudo realizar, los seres queridos que nos faltan y las ausencias se extrañan más junto con un sinnúmero de situaciones que nos causan tristeza.
Es entonces cuando empezamos a transitar entre la festividad y la añoranza, sin embargo, no para todos es así. Algunas personas logran el equilibrio emocional. Hay quienes se quedan con el festejo, y hay quienes se sumergen en sentimientos de tristeza que los llevan a estados depresivos importantes.
Y como les decía en mi artículo anterior que llamé Noviembre, durante todo el año hay diferentes situaciones que promueven tristeza y nostalgia, cuando estos estados emocionales sin resolverse van llegando a esta época -entre otoño e invierno-, estos se acentúan y pueden llevar a las personas a iniciar o agravar la enfermedad llamada depresión y puede surgir la idea de no desear vivir más.
CUIDADO.
La depresión es una enfermedad que requiere tratamiento médico psiquiátrico y psicológico para que se supere y remita.
Tenemos que aprender a reconocer los síntomas: cómo aparece la enfermedad y qué señales nos da. Es importante que los reconozca tanto quien lo padece, como la familia que ve cambios de conducta en algún familiar.
Estos suelen ser:
-Indiferencia ante actividades ya sean de recreación o laborales, no hay el interés de llevarlas a cabo, o se hacen en un estado de ánimo irritable o con apatía.
-Tristeza. Llora fácilmente y para quien los escucha, pareciera infantil o inadecuado que se expresen así.
-Dificultad para dormir. Se despierta frecuentemente en la madrugada y ya no puede conciliar el sueño o, al contrario, solo quiere dormir.
-Cansancio y falta de energía.
Hay detonantes como situaciones de adicción y hechos estresantes en la vida: pérdida de empleo, fallecimiento de algún familiar, divorcio.
La familia debe de tenerlos presentes si observa cambios de conducta importantes y poner atención a estos síntomas.
Tome en cuenta que los niños y los adolescentes también pueden desarrollar sentimientos depresivos; tienen diferentes formas de expresarse, sin embargo, una generalidad es que en todos vemos cambios de conducta.
Un apunte que tienen que hacer las personas cuando un amigo o familiar está deprimido, es saber que esto es una enfermedad. No es que la persona no haga el esfuerzo por salir de su estado emocional, simplemente NO PUEDE.
Cuando nosotros no hemos padecido esta enfermedad, es difícil entender el proceso de la misma. Decimos: “échale ganas”, “todo se va a arreglar”, “la vida es maravillosa” … ¡Claro que vale la pena decirlo!, pero es más importante que reciba el tratamiento que requiere y acompañarle en su proceso de sanar, sabiendo que es una enfermedad como cualquier otra.
La persona que presenta estados emocionales diferentes a los cotidianos, tiene que saberlo para ir con el psicólogo o psiquiatra. También es importante que la familia o un amigo los reconozca en alguien, y así apoyarle a que tome un tratamiento.
Apoyarlos es el mejor regalo que le podemos hacer en estas fechas.
Es mi deseo que ustedes y sus seres queridos celebren estas fiestas con alegría, salud y paz.
¡Que tengan una excelente vida!
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