"Las ciudades y su gente"
Por: Luz Elena Picos
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La península de Baja California está rodeada de mar, por el Pacífico y el Mar de Cortés, ahora llamado Golfo de California.
Hablemos solo de la zona Tijuana y Rosarito que cuenta con algunas playas, por desgracia en extensión total, tienen pocos kilómetros.
En pocas semanas, si la naturaleza lo permite, estaremos disfrutando de un clima agradable, veraniego que invitará a visitarlas, con motivo de la primavera, las playas de Tijuana y las de Rosarito se han visto muy visitadas. Y eso hay que celebrarlo, pues en tanto sus aguas no estén contaminadas, que las familias, especialmente la chiquillería, disfruten. Sin obligación de pagar Derecho de Admisión.
Cuidar las playas, debería ser una decisión personal, un compromiso moral que a todos nos llenaría de beneficios. La limpieza es lo primero que se debería cuidar, pero quienes llegan a las playas, con la alegría de ver y disfrutar del mar, no importa que tan heladas estén sus aguas, ponen un mínimo o nulo cuidado para que las playas estén limpias. A pesar de que hay reglamentos, señalizaciones, suplicas incluso de “cuidar la playa”, la mayoría no lo hace, ni chicos ni grandes.
Algunos medios de comunicación mostraron cómo quedó la playa más visitada de Rosarito: la basura parecía ganarle en cantidad a la arena. Una playa totalmente rebozada de desperdicios. Y ahí es donde la Sociedad Civil Organizada, no se da abasto, ya no mencionemos a las autoridades que no exigen o no tienen personal para exigir el cumplimiento del reglamento.
En el Directorio de los OSCs zona costa, apenas sí hay registrados 4 instituciones que atienden problemas del Medio Ambiente. Y una sola en Tijuana que es Proyecto Ambiental Fronterizo que cuida de las Playas. Lógicamente no es suficiente, tampoco el que las autoridades delegacionales envíen diariamente las cuadrillas de trabajadores para que recojan la basura de la playa.
Se necesita algo que es muy importante: la comprensión de los visitantes. No es inusual que se les pida a las familias que gustan de pasear por las playas que sean cuidadosas y recojan la basura en los botes que para tal fin se colocan. ¿No son suficientes? Entonces lleven sus propias bolsas para que no contribuyan a la contaminación.
Ojalá que este próximo verano decidamos ser visitantes respetuosos de las playas. Los paseantes, también pueden, con sus conductas, demostrar civismo y amor por la naturaleza. ¡Corramos la voz!
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