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Calificación de los vinos y sus descripciones

Por: Joaquín Fernández Rizo




La cata de vinos es un proceso en el que se evalúa la calidad del vino a través de la vista, el olfato y el gusto. En este proceso, es común otorgar al vino una puntuación que lo califica, sin embargo, la puntuación que se le da al vino en una cata es algo subjetivo, ya que están en juego una serie de variables sensoriales y culturales del catador que predeterminan ciertas preferencias.


A pesar que los catadores profesionales tienen ciertos parámetros y escalas de valor en los que basa su evaluación, la percepción de sabores y aromas siempre será diferente para cada persona. Por ejemplo, un catador puede encontrar en un vino notas florales y frutales que otro no percibirá.


La preferencia personal de cada catador siempre influirá en la puntuación que le dará a un vino. Un vino con mucho cuerpo y taninos puede ser muy apreciado por algunos catadores, mientras que otros pueden preferir un vino más ligero y fácil de beber. Por lo tanto, la puntuación de una cata de vino es un indicador de la calidad del vino, pero no es una verdad absoluta.

¿Son 100% fiables los jueces “expertos”? Por supuesto que no, simplemente hay que tomar en cuenta cuántos prescriptores con diferentes criterios de calificación existen, y ver que cada catador pondera en mayor cuantía los elementos que cree que son más importantes. Así, tenemos que para Suckling la estructura y la impresión global son más significativas, mientras que Parker privilegia el sabor y el retrogusto y, por otro lado, el Dr. Maynard A. Amerine de UC Davis, toma mucho en cuenta las cualidades técnicas del vino.



Es menester el tener presente que la subjetividad es una parte inherente de la cata y que cada catador manifestará su opinión, única y diferente, sobre el vino que se está evaluando. Por eso, lo más cercano a la objetividad y la imparcialidad en la calificación de los vinos, se daría dentro de un panel de catadores donde la estandarización de criterios y ponderaciones sea la norma, las calificaciones se promedien y las coincidencias en las notas de cata sean la narrativa.


Las descripciones que apuntalan la calificación que al vino se le ha otorgado, es otro espacio donde la subjetividad hace gala de su presencia con reseñas barrocas y almibaradas, a veces contradictorias, con que los artistas de la palabra y la prosa nos marean.


Tiene razón Peñín cuando critica a Tamlyn Currin, catadora de Jancis Robinson, quien hace gala de descripciones churriguerescas de los vinos que cata, cayendo en el non plus ultra de la subjetividad. Peñín les llama estúpidas descripciones subjetivas. Pero ella no es la única, todos hemos caído en ese pecado, hasta el mismo Peñín.


Al final, la puntuación de una cata y sus descripciones, solo son una guía para los consumidores y no deben ser consideradas como la única verdad sobre la calidad del vino.

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