Del Rancho Tijuana a la Formación del Pueblo
Una aproximación a sus pioneros
Tijuana estaba habitada por algunas familias indígenas diseminadas a lo largo del valle, mismas que fueron atendidas espiritualmente por los religiosos franciscanos de la misión de San Diego, fundada en 1769 por fray Junípero Serra. En este lugar se fundó también un presidio para atender las necesidades de vigilancia y defensa. La ranchería de la Tía Juana colindaba con la misión de San Miguel, fundada en 1787. Esta misión fue administrada por el padre Félix Caballero durante varios años y llegó a tener una población de 300 habitantes indígenas “rodeada de numerosa y bárbara gentilidad, dispersa en varias tribus que, reunidas, puede ascender al número de mil almas”.
Los libros de registros de las misiones aportan información importante, tenemos que en la iglesia de San Diego, fray Fernando Martín bautizó el primero de noviembre de 1818 a la indígena María Francisca de 20 años siendo sus padrinos don Santiago Argüello, alférez del presidio y su esposa María del Pilar Ortega, los protagonistas de esta historia. Por otra parte, el 5 de diciembre de 1832, en el libro de confirmaciones de la referida misión y según la lista de párvulos y párvulas de gente de razón del Presidio de San Diego” el padre José Mariano Sosa, confirmó a Francisco, Ramón, Luis Antonio, Ignacio, José Antonio y María Antonia Argüello Ortega, hijos de Santiago Argüello y María del Pilar Ortega.
La historia de los pioneros inicia con Santiago Arguello [1792-1862] 6 quien en 1817 empezó a traer ganado desde la misión de San Diego a esta tierra. Viendo su potencial, solicitó se le otorgara esta tierra en recompensa por sus servicios como soldado en el presidio de San Diego, que le fue concedida en 1829.
En 1833 Santiago Emigdio Argüello, hijo mayor de don Santiago, solicitó los terrenos adyacentes al rancho de Tijuana, que colindaban con el mar, siendo concedidos por el gobernador José Figueroa, lo que fortaleció la presencia de la familia Argüello en la región. Santiago E. Argüello se casó con Guadalupe Estudillo, hija de José Antonio Estudillo. La familia de los Argüello se estableció posteriormente entre los ranchos de Tijuana, La Punta y San Diego.
La importancia que adquirió Santiago Argüello dentro de la comunidad se observa en el hecho de que para 1836 fungía como alcalde del pueblo de San Diego; entre los regidores figuraban Juan María Marrón y Manuel Machado quienes también se establecieron con sus familias en ranchos cercanos
La información sobre esta época es escasa, pero tenemos algunos reportes de población, que nos ayudan a seguir el proceso de crecimiento de esta pequeña comunidad que era Tijuana. Así observamos que Manuel Castro en 1851 mandó un informe que contenía el derrotero desde San José del Cabo a la línea internacional; en ese recorrido encontró unos cuantos habitantes: 15 en Guadalupe; 5 en Santa Rosa; 40 en el Pueblo de San Miguel; 25 en El Descanso; 10 en Rosarito y 20 en la Tía Juana. 13 Para 1858, José Matías Moreno halló que habitaban en La Frontera 497 personas entre hombres, mujeres y niños; el rancho de Tía Juana lo encontró ocupado por nueve hombres, cuatro mujeres y cinco niños y cuatro “indios mansos” que sumaban 22 personas, lo cual significa un ligero aumento.Este mismo rancho “Tía Juana”, fue escenario del paso de las fuerzas filibusteras de William Walker en su huida hacia San Diego perseguidos por el héroe baja californiano Antonio María Meléndrez en mayo de 1854. Durante esta época se nombraron jueces auxiliares, así se nombró a don Santiago Argüello como juez de Tijuana, a Joaquín Machado en Rosarito, Andrés Pérez Vidal en la Misión Vieja, José María Bandini en Guadalupe, entre otros.
En 1864 encontramos nuevas autoridades: Cecilio Zérega, subjefe político del Partido Norte, nombró a José María Bandini juez local de Tijuana y a Joaquín Machado y Lino López comisarios de policía de dicha jurisdicción; para la jurisdicción de la Misión Vieja nombró a Felipe Crosthwaite como juez local, y a Rafael Serrano y Rafael Félix comisarios de policía, lo que demuestra que residían en el lugar.
La población de la zona fue aumentando en forma paulatina. En el área de Tijuana se registraron 55 nacimientos de 1860 a 1900, siendo el primero de ellos el de Zaza Bandini Argüello, hija de José María Bandini y Teresa Argüello, que nació el 14 de noviembre de 1860. 16 Don Manuel Clemente Rojo en sus Apuntes de 1872 menciona el rancho de Tijuana que “está poblado por la familia del finado don Santiago Argüello, que se compone de 4 hombres, 3 mujeres, 6 niños y 7 niñas; Tiene 900 reses y 500 bestias caballares; los títulos fueron confirmados por el supremo gobierno en número de seis leguas”. 17 El 14 de marzo de 1873 en que se registra el nacimiento de José de los Ángeles Salazar “en el Rancho Tijuana”. En el libro de Matrimonios de la Misión de San Diego aparece solo un matrimonio efectuado en el Cerro Colorado por el padre Antonio D. Ubach entre Antonio García Valenzuela y Juana Murillo Armas el 5 de mayo de 1875.
De 1870 a 1900 se registraron 9 matrimonios correspondiendo el primero a Nepomuceno Espinosa y Nieves Zapata casados en el Rancho Cueros de Venado el 18 de noviembre de 1869. El 21 de enero de 1870 el carpintero inglés José Upton se casó con María Luisa Roles en la casa de Ignacio Argüello “en el Rancho de la Tía Juana”.
También se encontraron 15 defunciones en el área de Tijuana de 1867 a 1900, siendo la primera registrada la de Francisco Duarte Salgado en el Rancho Cueros de Venado el 24 de noviembre de 1867. 22Posteriormente el 22 de abril de 1883 falleció en “Tijuana” José Ramón Rodríguez Osuna.
En 1879 los terrenos del rancho de Tijuana colindaban con los de Lino López, Jesús María Machado [1825-] y los de Joaquín Machado [1820-] en Rosarito. En 1862 había muerto don Santiago Argüello propietario original de este rancho y a partir de su muerte su esposa doña Pilar Argüello junto con sus hijos se ocuparon de la atención del rancho.
Manuel Sánchez Facio escribió en 1887 sobre la tenencia de la tierra mencionando a los propietarios afectados como Higinio Tortolero en 1877 por el terreno de Jacumé, Tomasa Duarte por Las Peñitas, Juan Ignacio Alvarado por El Florido [2,500 hectáreas] y Silvano Preciado por Poza del Encino en la misma extensión.
En 1888 un reportero norteamericano escribió que “Hay mas cantinas en Tijuana que edificios [...]” Y para 1893 la fisonomía del pueblo de Tijuana había cambiado de acuerdo al testimonio de Juan M. Zambrano, visitador de aduanas quien escribió:
“En esta congregación no se encuentran mas casa de comercio que las de Jorge Ibs (alemana) y la de Juan A. Ruiz (mexicana) ; ambos giros se abastecen de los mercados de San Diego y Los Ángeles[...]”
Y sobre el poblado mencionó que:
“La congregación se forma de doscientos cincuenta y siete habitantes, albergándose en cincuenta y dos pequeñas habitaciones de madera [...] los habitantes se dedican al cultivo de pequeñas tierras de temporal en las que siembran cebada y algo de maíz [...] algunos pocos se dedican también a la cría de ganado caballar, vacuno y lanar.
Los terrenos son demasiado feraces, sin la inclemencia de los de la zona caliente; pero la falta de brazos, la incuria y abandono de los pocos poseedores de terrenos en esta pequeña demarcación, que quizá, por no tener sus títulos de propiedad reconocidos y en debida forma no se prestan a venderlos, ni aun arrendarlos, motivo por el cual esta región no puede progresar, debido también a la indolencia de la mayoría de sus habitantes”.
Ya para 1894 los vecinos de Tijuana solicitaron a las autoridades la autorización para realizar corridas de toros. Mencionan como otras causas de la crisis la inundación de 1892 “la baja estrecha de la plata desde principios de 1893 y la falta de lluvias a principios del año actual ha venido en retroceso”. 44 Lo interesante del documento es que lo firman Julio Argüello, José M. Machado, A. Savín, Francisco Estudillo, Alejandro Bandini, Santiago García y Miguel Mayoral, entre otros fundadores de Tijuana.
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